¿Hubo una frase
que se irguiese del sitio
donde fue puesta?
...
¿Algún escrito
se puso de pie para
cambiar el mundo?
...
¿Dónde se han visto
palabras ...
sábado, 21 de noviembre de 2009
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A veces se forman desde fuera, por el impacto de un aerolito. Otras veces se forman desde dentro, por la erupción de un volcán. Cráteres.
62 comentarios:
DIJO LA MÁQUINA
“La consciencia está bien, no me molesta”, dijo la máquina a su inventor. Y añadió:
“Lo que me daña son esos sensores: de la duda, del frío, del calor, de la desesperanza, del cansancio, del tedio, de la pérdida, de la pena, del miedo, del dolor… Esos sensores internos, esos chips sensitivos que me has agregado sí que me perturban. Por otra parte no sirven de nada: más bien parecen ser disfuncionales. Estaba, la verdad, mejor sin ellos. ¿Sería mucho pedir que me los quites?”
(RAFAEL BALDAYA)
La muerte abre la puerta de la fama y cierra la de la envidia.
(STERNE)
Es una desgracia cuando nos faltan el ingenio para hablar y el tacto para callar.
Uno se va a morir a solas
lejos de lo que uno fue
o creyó ser
Uno se muere entre los sentimientos más simples
en la sorpresa enorme de estarse muriendo
Uno se hace un hueco en la oscuridad
y se echa ahí
como un animal
(GLORIA GERVITZ)
el campo enciende el día
el paisaje es hoy quien
ilumina a la luz
(SAIZ DE MARCO)
Fácilmente podría
rebatirme a mí mismo.
(PESSOA)
Mi hijo y yo
caminamos por la calle.
Ningún mar se alza cerca. Ninguna ira
asoma por el cielo perfecto.
El destello de las ruedas
de un coche que pasa no es
el destello de ese destino
que podría haber temido, no este domingo.
Una página de un periódico
corre por el desagüe.
Es una hoja
caída de un árbol terrible,
el árbol de la ira,
las lágrimas, el miedo.
No son nada para él,
ni nada para mí, este domingo.
(DAVID FERRY)
¿Esto es lo que me esperaba desde el futuro sin que yo lo sospechara? ¿No debí sospecharlo? Y en ese caso,
¿no debí cambiar de camino? ¿O eso que nos espera desde el futuro es lo que se ha bautizado destino? ¿Este iba a caminar
conmigo lo que faltaba? Lo (me) miré de soslayo en un momento de distracción. No, a este lo iba a abandonar en alguna parte a las primeras de cambio. Engañaría al destino. Le entregaría al entregado y saldría corriendo sin que me pescara. ¿Podría decirse un día "he engañado a mi destino"?
(ROBERT RIVAS)
Lleva toda una vida tener una idea de quién es uno. Y sigue siendo una idea parcial, inestable, un saber que no sabe qué sabe.
¿Cuándo despertaré de estar despierto?
(PESSOA)
¡Feliz el trabajador en sus ropas de domingo!
Con chaqueta gris claro, elegante chaleco, calcetines bien zurcidos,
y sombrero en la cabeza, va a la iglesia;
como siempre, con deliberado orgullo, baja la vista
hacia la gran rosa de mayo
que, prendida en el ojal, deleita su olfato,
No envidia a los elegantes más alegres de Londres.
En la iglesia toma asiento entre las filas,
rinde al lugar el homenaje debido,
las plegarias que más le gustan son aquellas cuyo significado menos entiende,
se escora y dormita durante el sermón
y despierta alegre en el bienvenido final.
(JANE AUSTEN)
Cuando tenía quince años
seguí a una hermosa chica
hasta el Partido Comunista de Canadá.
Había reuniones secretas
y te gritaban
si llegabas un minuto tarde.
Estudiábamos la Ley McCarran
aprobada por los secuaces de Washington y la Ley Padlock
aprobada por sus lacayos en el Québec colonizado;
y echaban pestes
de mi familia
y de cómo hacíamos el dinero.
Querían derrocar
el país que yo amaba
(y al que servía, como Sea Scout).
E incluso a las buenas personas
que querían cambiar las cosas,
también a ellas las odiaban
y las llamaban fascistas sociales.
Tenían planes para criminales como mis tíos y mis tías
para mi pobre madre
que había escapado de Lituania con dos manzanas heladas
y un pañuelo lleno de dinero de Monopoly.
Nunca dejaron que me acercara a la chica
y la chica nunca dejó que me acercara a la chica.
Se hizo más y más guapa
hasta que se casó con un abogado
y también ella se convirtió en una fascista social
y muy probablemente en una criminal.
Pero yo admiraba a los comunistas por su terca devoción
a algo totalmente erróneo.
Pasaron muchos años antes de que encontrara
algo comparable para mí.
Me uní a una pequeña banda de fanáticos
de mandíbulas de acero que se creían
la Infantería de Marina del mundo espiritual.
Solo es cuestión de tiempo:
Desembarcaremos con esta lancha en la Otra Orilla.
Tomaremos la playa
de la Otra Orilla.
(LEONARD COHEN)
Algunos dicen que el mundo concluirá con fuego,
algunos con hielo.
De lo que he probado del deseo
estoy con los que desean el fuego.
Si tuviera que perecer dos veces
-creo conocer bastante del odio-
puedo decir que para destruir, el hielo
es también bueno.
Y sería suficiente.
(ROBERT FROST)
A medida que envejezco
percibo que la vida
tiene la cola en la boca
y otros poetas y otros pintores
ya no encarnan para mí
ningún tipo de competencia
El cielo es el desafío
el cielo
que aún debe ser descifrado
ese alto cielo
ante el que caen agobiados
los astrónomos
con sus grandes orejas electrónicas
ese cielo
que nos susurra constante
los secretos finales del universo
el mismo que respira
hacia adentro hacia afuera
como si fuera el interior de una boca
del cosmos
el mismo cielo
que es el borde de la tierra
y del mar también
el cielo
de voces múltiples y ningún dios
rodeando un océano de sonido
que devuelve ecos
como las olas
que estallan en el murallón
Poemas enteros
diccionarios completos
enrollándose
en la explosión de un trueno
Cada atardecer un cuadro instantáneo
cada nube un libro de sombras
a través de las que vuelan salvajes
las vocales de los pájaros
que llorarán repentinamente
Ese firmamento para el pescador
está despejado
a pesar de las nubes oscuras
Él lo observa
lo estima por lo que es:
el espejo del mar
a punto de precipitarse sobre él
en su bote de madera
al filo del horizonte oscuro
Nosotros lo imaginamos como un poeta
siempre cara a cara con la vieja realidad
donde los pájaros nunca vuelan
antes de la tormenta
No lo dudes
él sabe lo que caerá desde las alturas
antes de que amanezca
él es su propio vigía
en su embarcación
atento al sonido del universo
dando cuenta de las visiones
de la tierra de lo viviente
con su voz poderosa
(FERLINGHETTI)
Rezo, pero ¿acaso
alguien escucha
este relincho?
Hay algo magnífico
en la espera,
el murmullo
hacia el oído
de nadie.
(NATALIA LITVINOVA)
Yo no sé qué me has dado ni qué me has sustraído.
No sé qué me añadiste ni qué me recortaste.
No conozco el balance ni quiero conocerlo.
(SAIZ DE MARCO)
La más clara alegría
es el cese de un gran sufrimiento.
Cuando la campana de hierro se quita de la cabeza,
cuando el clamoroso choque se apacigua en los nervios,
cuando el cuerpo se desliza libre
como la carnada del anzuelo
y el pútrido aire de la ciudad
empieza a bullir en los pulmones.
La luz resbala en miel sobre los ojos.
El austero techo se vuelve merengue.
El cuerpo se desenreda, se despliega
prodigiosamente vacío como un lirio.
Respirar es bailar.
Muda y enteramente
como la albahaca en la ventana
levanto la nariz al sol.
(MARGE PIERCY)
Muevo mi sombra.
Quizá sea lo único
que sé mover.
(AITOR SUÁREZ)
Desconciertos de luces y sonidos.
Dislocaciones.
Danzas de juegos y de ritmos.
Los carruseles giróvagos
entre los aires dormidos
marcando circunferencias
sin compases.
Los tío-vivos.
Y la fiesta de colores vibrantes y estremecidos,
estremeciendo la noche
rutilante de caminos…
-Para ir a las verbenas
nos prestan almas los niños-.
(CONCHA MÉNDEZ)
Todos sabremos todo.
Veremos desde fuera
(fuera ya de nosotros)
nuestra ignorancia,
nuestra obnubilación.
Se hará visible al fin nuestra ceguera.
Podremos descubrirnos como pequeños títeres,
como granos de arena,
como copos de nieve,
como meros corpúsculos llevados,
sacudidos,
movidos,
empujados por fuerzas superiores,
extrañas,
poderosas
y ajenas a nosotros.
No hará falta decir ¿por qué lo hiciste?
No habrá que pedir cuentas,
ni razones,
ni indagar en los ejes y engranajes del daño.
Se hará la luz,
se hará la lucidez.
Ya entenderemos todo.
Y nos perdonaremos.
(SAIZ DE MARCO)
Humanidad te amo
porque preferirías embarrar las botas del
éxito antes que preguntar de quién es el alma que cuelga de la
cadena del reloj lo cual sería vergonzoso para ambas
partes y porque
aplaudís resueltamente todas
las canciones que contengan las palabras país casa y
madre cuando las cantan en el viejo teatro
Humanidad te amo porque
cuando andás pobre empeñás
tu inteligencia para comprarte un trago y cuando
te echan tu orgullo impide
que te acerques a las casas de empeño y
porque estás continuamente haciendo
cosas molestas pero más
que nada en tu propia casa
Humanidad te amo porque
estás perpetuamente poniendo el secreto de
la vida en tus pantalones y te olvidás
que está ahí y te sentás
en él
y porque estás
siempre haciendo poemas en el regazo
de la muerte Humanidad
te odio
(E. E. CUMMINGS)
El tiempo del mosquito mientras pica y ve venir la mano
El tiempo que demora la ola en salir de entre las rocas
El tiempo que le lleva a la mirada encontrar esa otra
mirada
El tiempo que le lleva a la gota que cuelga de la canilla
terminar de caer
El tiempo que le lleva después evaporarse
El tiempo de una gota y el tiempo de un torrente
El tiempo que se tarda en "suspender la incredulidad"
El tiempo de espera del zorro antes de salir a la noche
El tiempo que lleva un poema esperando "adentro"
El tiempo del árbol encontrándose con el tiempo del viento
El tiempo que le lleva abrir las alas al coleóptero verde
El tiempo necesario para madurar una pera
para pelarla y comerla
El tiempo que dura el placer de comerse una pera
El tiempo en que gira un cardumen
El tiempo en que se desangra la suicida en la bañera
El tiempo en que se recarga un sentimiento
El tiempo entre la idea que brota y la palabra que habla
El tiempo que le lleva redondearse a la nevada
El tiempo de un susurro, de un respingo, de un escalofrío
El tiempo en que esa hormiga vaga desorientada
El tiempo que le lleva producirse a un deseo
El tiempo en que un infante decide "sí" o "no"
El tiempo que demora en derrumbarse el fusilado
El tiempo inflamado de una pesadilla
El tiempo que perdimos, cayendo al pozo de los tiempos
perdidos
El tiempo que lleva pasarle la mano por los cabellos
El tiempo que lleva olvidar la vergüenza
El tiempo que llevó repartirse el mundo
El tiempo que lleva 'ordenar' un chakra
El tiempo implicado en tocar por última vez a un muerto
El tiempo 'limpio', el tiempo 'merecido' el tiempo 'justo'
El tiempo que prestamos sin saberlo
El tiempo en que abre sus valvas la almeja
El tiempo que le demandan al abejorro estas flores
El tiempo que hablabas con Dios o sus representantes
El tiempo del prisionero y el del exiliado
El tiempo dedicado a la duda necesaria
El tiempo de la espera de la araña y de la espera del tapir
El tiempo inaudito de alcanzar la causa irreductible
El tiempo de un latido perdido en el cuerpo
El tiempo de la mecha; el tiempo interno y externo del grito
El tiempo que pasa entre el clamor y el grito, entre el grito
y el clamor
El tiempo desenroscándose del cuerpo
El tiempo combinado de las cigarras
El tiempo del ondear de las amapolas
El tiempo en que se gasta el gas de una vida
El tiempo que lleva encastrarse con el destino
El tiempo que demanda convertirse en pasado
(ROBERT RIVAS)
Cuando en tu madurez
el gran cometa venga nuevamente
recuérdame: un niño despierto
una noche de verano,
junto a mi pequeña cama
mirando esa estrella de pelo largo
hace ya muchos años.
Ve hacia la oscuridad y mira
su penacho sobre el agua
derramándose en la noche líquida,
y piensa que la vida y la gloria
se agitaron alguna vez en mi sangre,
al igual que para los que se fueron
antes que yo, pequeñas gotas
de ese río de billones de años de largo
que fluye ahora por tus venas.
(Keneth Rexroth)
EN EL ERROR
estar en un error
adentro del error
vallado y rodeado por el error
tomado y poseído por el error
asido y amarrado por el error
raptado y retenido por el error
abducido y captado por el error
movido y dominado por el error
súbito del error
prisionero y recluso en su invisible cárcel
su celda transparente
sin siquiera atisbar
sin intuir
sin pretender buscar
sin entrever
la imperceptible puerta que da hacia afuera
la hermética salida del error
(SAIZ DE MARCO)
EN EL ERROR
estar en un error
adentro del error
vallado y rodeado por el error
tomado y poseído por el error
asido y amarrado por el error
raptado y retenido por el error
abducido y captado por el error
movido y dominado por el error
súbdito del error
prisionero y recluso en su invisible cárcel
su celda transparente
sin siquiera atisbar
sin intuir
sin pretender buscar
sin entrever
la imperceptible puerta que da hacia fuera
la hermética salida del error
(SAIZ DE MARCO)
Robespierre ante el espejo
Tengo los labios finos, la nariz afilada.
Mi cara encierra algo de asceta.
Mi mirada puede ser dura
e inflexible.
Sin duda me describirán así
los que historien la gran revolución:
"Despiadado, inflexible, ambicioso."
Ni siquiera yo mismo puedo saber quién soy,
pero ahora, al amanecer, en junio,
en el pueblo, ante el espejo rosado
por la salida del sol,
advierto una sonrisa en mi cara
y una benevolencia
que suele acompañar a la ternura
y a la debilidad.
En la mejilla izquierda llevo una nube negra.
(ADAM ZAGAJEWSKI)
Calientes que queman.
Calientes que queman.
¡Que me he quemaooo!
No hay amor en Mercurio.
No hay miedo en Venus.
No hay esperanza en Marte.
No hay hambre en Júpiter.
No hay sueños en Saturno.
No hay dolor en Urano.
No hay risas en Neptuno.
No hay ternura en Plutón.
Nada más que en la Tierra.
Al parecer, solo en la Tierra hay
de todo eso.
(SAIZ DE MARCO)
AGONIZANTES
Luchan por respirar otro aire nuevo
como si el aire nuestro de esta vida
no les valiese ya, fuese muy turbio,
enrarecido y denso, y los ahogase.
Luchan por acceder a otro aire limpio
distinto del de aquí, de una indecible
pureza que es mortal para la carne.
Y hacen gestos de esfuerzo, que parecen
impotentes, inútiles, absurdos:
dificultosamente empujan con el pecho
una puerta de bronce, y la entreabren;
tras ella está el espacio inconcebible
de ese aire que es luz pura y que es la muerte.
No bastan los pulmones. Todo el cuerpo
resulta insuficiente. Sin embargo
su expiración postrera nunca es signo
de abandono o fracaso: es la llegada.
Quedan quietos de golpe: al fin respiran.
(MARIO MÍGUEZ)
Jodeleñe, y qué gran poeta es Mario Míguez !!!
Y así, de un mundo débil y una existencia torpe nace, breve, el amor.
(FRANCISCO BRINES)
La muerte no es de nuestro tamaño. A todos los vivientes, tan pequeñitos, la muerte nos queda grande.
Creo que sólo debemos leer libros de los que muerden y pinchan. Si el libro que estamos leyendo no nos obliga a despertarnos como un puñetazo en la cara, ¿para qué molestarnos en leerlo? ¿Para que nos haga felices, como dice tu carta? Cielo santo, ¡seríamos igualmente felices si no tuviéramos ningún libro! Los libros que nos hagan felices podríamos escribirlos nosotros mismos, si no nos quedara otro remedio. Lo que necesitamos son libros que nos golpeen como una desgracia dolorosa, como la muerte de alguien a quien queríamos más que a nosotros mismos, libros que nos hagan sentirnos desterrados a los bosques más remotos, lejos de toda presencia humana, algo semejante al suicidio. Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado dentro de nosotros.
(KAFKA)
Hablamos con un amigo acerca de qué cosa sea la belleza
y le cuento que una tarde, acompañado de una tía,
en la trastienda de un circo viejo,
tomé un puñado de yuyos del baldío
y lo acerqué temblando a la boca de un elefante.
Le juro que en ese fondo abierto entre la trompa y los colmillos
sentí el resplandor negro de todo lo perfecto.
Él me responde: "Eso es lo sublime, hermano",
y en sus ojos oscuros y ojerosos como los de un mapache
yo veo un abismo brillante y sincero
al que mi corazón se arroja,
y pruebo de nuevo aquel bocado que mi mano obtuvo
en un viaje lento, humedecido
por el aliento de lo bello.
(LEANDRO LLULL)
Creo que un árbol es un misterio tranquilo.
Y siento que quisiera morir en un lugar
desde donde se viera un bosque como este
que, desde las raíces a las ramas más altas,
es el aviso de una paz que ignoro.
(JOAN MARGARIT)
Constantemente corriendo el riesgo del absurdo
y de la muerte
cada vez que actúa
sobre las cabezas
de su audiencia
el poeta como un acróbata
trepa por una escala
a una cuerda floja creada por él mismo
y se balancea sobre barras de equilibrio
por encima de un mar de rostros
hace su camino
hacia el otro lado del día
ejecutando trenzas de danza
juegos de pies complicados
y otros efectismos
y todo sin equivocarse
en nada
por lo que puede no ser
Pues él es el superrealista
que debe forzosamente percibir
la verdad tensa
antes de tomar cada postura y hacer cada paso
en su supuesto avance
hacia aquella posición más elevada
donde está la Belleza y espera
con gravedad
iniciar su salto mortal
y él
un pequeño hombre chaplinesco
que puede o no alcanzar
la hermosa forma eterna de ella
despatarrado en el aire vacío
de la existencia
(FERLINGHETTI)
En lo alto de la torre está el reloj,
aún más alto está el sol.
Hora tras hora, el uno dicta mi obituario;
el otro, no habla: brilla y existe.
No sé quién mide el tiempo aquí:
si aquel que da las horas en la alta torre,
si aquel que sólo alumbra, y se ríe
de que alguien pueda suponer que muere.
(PESSOA)
No soy bonita, ¿verdad?
Soy la raíz del rosal.
Nadie me ve. Siempre estoy oculta bajo la tierra. Y sucia.
Convivo con el barro y las lombrices.
Pero sin mí no habría "No la toques ya más, que así es la rosa".
Sin mí no habría "Mortal y rosa".
Sin mí no "Te llegará una rosa cada día".
Sin mí no "rosa mística".
Sin mí no "rosa de Alejandría".
Sin mí no "agua de rosas", ni "tiempo de rosas", ni "perfume de rosas".
Sin mí no rosas blancas ni rojas ni amarillas.
Sin mí no rosas rosas...
Sin mí, una rosa no es una rosa no es una rosa.
Y ahora mírame bien.
No soy bonita, ¿verdad? No, más bien soy fea; y además huelo a estiércol. (Es lo que estás pensando.)
Pero soy quien alimenta,
quien mantiene a la rosa.
Soy la
r
a
í
z
(ISIDORO CAPDEPÓN)
La vida es un fenómeno reciente en el universo,
la vida es la vanguardia, lo único interesante que ha pasado
en ese cielo de rocas heladas (trescientos grados bajo cero)
o rocas ardiendo (trescientos millones de grados) en los últimos
mil millones de años, esclavizadas rocas, condenadas a girar
en ese absurdo monumento, girando para nadie, porque nadie las vio.
(MANUEL VILAS)
Vivir es extrañeza, descansar en la cólera. Larvas esclarecidas
liban en nuestras venas.
Vivir
es extrañeza. No procede salvarse.
¿De qué, para qué?
No
procede salvarse.
No
hay salvación en el sándalo ni en las raíces torturadas.
Definitivamente,
no hay salvación en la madera.
Recomiendo por tanto
la más sublime indiferencia.
Importa sólo
agonizar con cierta
dulzura.
Es
también una extrañeza la agonía.
Con todo,
algunos animales copulan fugazmente. Incluso yo copulo
con tenebrosas flores, con las cifras abstractas y, en modo más frecuente,
con fósiles azules y
con ancianas amarillas.
Hubiera
una soga final y las terceras sombras
serían penetrables.
Pero no; no tenemos
soga final.
Únicamente,
madera enloquecida, sí, madera sólo.
(GAMONEDA)
Mi hijo
casi nunca
me llama papá.
Casi nunca.
Él sabe
que a los papás
les gusta el fútbol,
tomar copas con los amigotes
y quedarse en la cama
hasta tarde
los domingos.
Sabe que los papás,
en general,
no llevan el cuerpo
infectado de tinta
ni tienen la música puesta
a un volumen molesto
todo el santo día.
Sabe que los papás
bautizan a sus hijos
y más tarde
les preparan
primeras comuniones,
sin dejarles muy claro
todo el asunto de Dios, el infierno
y la Santísima Trinidad.
Mi hijo piensa
que los papás son serios,
intransigentes
y que,
la mayoría de las veces,
están tristes.
Él ha visto
como los papás
castigan,
enderezan,
adoctrinan,
aconsejan.
Hijo mío,
no sabes lo que me gusta que,
para ti,
yo no sea papá
y que tan sólo
sea
el Kutxi.
(KUTXI ROMERO)
Tristeza, escarabajo
de siete patas rotas,
huevo de telaraña,
rata descalabrada,
esqueleto de perra:
Aquí no entras.
No pasas.
Ándate.
Vuelve
al Sur con tu paraguas,
vuelve
al Norte con tus dientes de culebra.
Aquí vive un poeta.
La tristeza no puede
entrar por estas puertas.
Por las ventanas
entra el aire del mundo,
las rojas rosas nuevas,
las banderas bordadas
del pueblo y sus victorias.
No puedes.
Aquí no entras.
Sacude
tus alas de murciélago,
yo pisaré las plumas
que caen de tu manto,
yo barreré los trozos
de tu cadáver hacia
las cuatro puntas del viento,
yo te torceré el cuello,
te coseré los ojos,
cortaré tu mortaja
y enterraré tus huesos roedores
bajo la primavera de un manzano.
(NERUDA)
¿Dónde estará mi arrabal? Quién se llevó mi niñez?
¿En qué rincón luna mía volcás como entonces tu clara alegría?
Veredas que yo pisé, malevos que ya no son.
Bajo tu cielo de raso trasnocha un pedazo de mi corazón.
LAS SÁBANAS
Manchadas por aquí con jugo de betel, bruñidas por allá
con pasta de aloe, un salpicado de polvo en una punta,
y laca de las pisadas bordada en otra,
con flores de su pelo esparcidas por todas partes
con sus sinuosos y arrugados pliegues, las sábanas festejan
la dicha de amar a una mujer en todas las
posiciones.
La bicicleta era cromada y negra,
tenía en el manillar un listón ancho circundando
la Navidad y ruedas generosas
como parecía el mundo
Yo, la mañana siguiente,
sin saber mantener una ruta pareja,
a mi lado mi padre, sosteniendo el sillín,
su mano: ardiente hilo de plomada
en ardiente confianza
Después era su voz entrecortada
por el puro cansancio de correr,
tratando de alinear la bicicleta
Hoy, tras muchos años de gestos paralelos,
mi hija en otros caminos,
mi mano corrigiendo desviaciones de más modernas ruedas,
entiendo al fin que era emoción lo que se oía
en la voz interrumpida de mi padre:
miedo a que me cayera,
aun sabiendo que eran cortas las caídas,
pero ante todo la ternura de verme allí,
entrando en el mundo de los mayores,
en débil equilibrio
al borde de la salida circular de la infancia
(ANA LUISA AMARAL)
El cielo ya no es nada.
Y de la nada emergen las cenizas,
blancas y lentas, exiliadas del tiempo.
No nos pertenece el milagro, ni el lejano incendio.
Pero, por un instante, nos cubre la alegría
aunque solo acertemos a decir:
Mira, está nevando.
Esta felicidad en silencio,
esta nostalgia de lo que no hemos conocido
y sin embargo aparece ante nosotros,
de la nada, sobre el asfalto.
Hasta que los coches la convierten en barro
y todo vuelve a su sitio
como un reloj que vuelve a funcionar de repente,
un apagón que se arregla demasiado pronto.
Cuando todo esto arda,
cuando tú y yo ardamos de frío,
sobre qué otros campos caerán estas cenizas del invierno.
En qué otros mundos mirarán al cielo vacío
y verán aparecer de repente los copos ingrávidos,
como un don que no han perdido.
(DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR)
EL BESO
Mi boca florece como un corte.
Me han agraviado todo el año, tediosas
noches, en las que solo brutos codazos
y cajas delicadas de pañuelos gritando ¡llorona,
llorona, estúpida!
Hasta ayer mi cuerpo era inútil.
Ahora está rompiéndose por sus picos y esquinas.
Está rompiendo las prendas de la vieja Mary, nudo a nudo
y mira – ahora está todo invadido por esos rayos eléctricos.
¡Zumba! ¡Una resurrección!
Érase una vez una barca, toda de madera
y sin tarea, ni agua salada debajo
y necesitada de pintura. No era más
que un montón de tablas. Pero tú la izaste, la aparejaste.
Ella fue elegida.
Mis nervios están encendidos. Los oigo como
instrumentos musicales. Donde había silencio
tocan sin cesar los tambores, las cuerdas. Tú lo hiciste.
La obra de un puro genio. Cariño, el compositor ha penetrado
en el fuego.
(ANNE SEXTON)
MAMÁ (Camila Fadda)
Empieza temprano con el almuerzo
mientras toma sorbos de sopa o café
o algo que siempre hierve y piensa
en la cena de hoy y de mañana
frente a la ventana de toda la vida
bate huevos de cáscara azul
que saca de la manga y
en cuanto termina parte otra vez
el aceite de oliva, el ajo, la sal
ella sale a cosechar y multiplica
los tomates de la chacra
hace salsa y mermelada
que aún caliente reparte
en frascos o moldes y en cada boca
con la cuchara de palo de toda la vida
revuelve cazuelas y al mismo tiempo
bate un merengue cosecha paltas
piensa en higos y en nueces
agrega manteca y leche tibia
para unir la masa de toda la vida
decide reineta a la mantequilla y pide
que le traigan un limón del jardín ella
cocina de noche lo que comeremos ayer
y de madrugada lo que comimos mañana
ella sabe de magia en la cocina
huele a comino cebolla y madre
salpica órdenes como una reina
en su país de toda la vida.
El infinito bosteza y bosteza.
¿Tiene sueño?
¿Extraña a Pitágoras?
¿Las velas de las tres naves de Colón?
¿El sonido del oleaje le recuerda a sí mismo?
¿Se sienta alguna vez con una copa de vino
y filosofa?
¿Se asoma a los espejos por la noche?
¿Tiene una maleta llena de recuerdos
arrumbada en algún sitio?
¿Le gusta tenderse en una hamaca con el viento
susurrándole dulces nadas al oído?
¿Entra en iglesias vacías y enciende una sola vela
en el altar?
¿Nos ve como a un par de luciérnagas jugando
al escondite en el cementerio?
¿Nos encuentra buenos para comer?
(CHARLES SIMIC)
Tú sabes cómo te digo que te quiero
cuando digo: “qué calor hace”, “dame agua”,
“¿sabes manejar?”, “se hizo de noche”.
Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías,
te he dicho “ya es tarde”, y tú sabías que decía “te quiero”.
(JAIME SABINES)
Todo el que crea y siembra, es más que algo. Todo el que crea y siembra, es algo Dios.
(MIGUEL HERNÁNDEZ)
Hoy he tenido miedo de mi identidad.
Ha expirado mi cédula.
No estoy aquí subiendo este piso,
no estoy allá consumiendo esta escalera;
cada ser con su paso, cada ser con su pose,
cada uno con sus kilos, en su peso
donde no haya fuego ante la propia voz,
la propia voz, una revolución, un manuscrito.
Hacer filas inmensas
para renovar tu vejez en la foto.
Llenar mis datos, volver al nacimiento
y al dolor parturiento de mi madre.
Gatear y caminar sobre papeles
burócratas.
una fecha exacta para la entrega, para volver a plasmar las huellas, comprobar solicitud
y dar fe de vida o dar fe de muerte
como si alguien se despidiera en medio de la luz, al otro lado.
Unos se van con su espejo,
otros se van con su perro,
otros se van sin su pensión con un sello en la frente,
otros con su nacionalidad y cédula de extranjeria,
aquellos con una carta rasgada antes de tiempo
otros se van sin escribir su mejor obra,
otros se apresuran a tomar talleres literarios y a dejar anaqueles llenos de letra innecesaria,
insisten en dejar un libro detrás del árbol o detrás del hijo.
Mejor no se apresuren a nada.
En ese lapso de tiempo, ningún banco o trámite aceptan
de que estás ahí, en ese lapso de la otorgación no existes, mientras
alguien vive, alguien escribe, alguien rompe papeles, alguien renueva su cédula,
alguien se equivoca escogiendo a un diputado, a un alcalde, a un presidente,
Alguien asegura que todo ha caducado.
(JAVIER ALVARADO)
Yo vivía en un barco
En el rincón más dulce de ese barco
en cubierta crujían las sogas y los fierros
en el cuarto más dulce yo escuchaba
escuchaba a cubierto de lluvias y de vientos
adorando como un náufrago a la dueña del viaje
a la que doy
temblando
mi precario bagaje.
Ella es mi salvadora
por lo tanto
mi dueña.
Me pregunto si sabe que es mi dueña
si sabe
que hay un náufrago entre el vino
y el viento
si se da cuenta
que en cada beso le doy mi última humedad
casi mi vida.
Es una frase grande
reconozco
pero un náufrago
se puede permitir ciertas licencias
y además
¿quién podría decir que no es verdad?
Amo a ese barco.
Amo el susurro de los árboles
lejos
amo el sonido de sus pies sobre el suelo
desnudo
sobre todo
cuando viene hacia mí
Amo su gesto
de hacer el pan
de encender el fuego
de mirar en la noche. Amo
su piel amada
su cintura en mis labios
Amo sus ojos
en el éxtasis
la dulzura final
el milagro sagrado.
Hasta amo
sin quererlo
sus silencios.
Yo vivía en un barco
de hecho
sigo ahí
para siempre. Y si mi cuerpo se hunde
piienso que algo insistirá
insistirá
insistirá
y alguna vez
tal como en esas viejas casas de madera
un aire loco
enloquecido
susurrará esa palabra que sólo ella conoce
que sólo yo conozco
y quedará
por un momento
(OMAR LARA)
Viendo cómo nevaba en todas partes,
Sin movernos de casa, tú y yo
Hemos ido evocando
la nieve donde hallamos nuestro amor.
Hacía poco que nos conocíamos
y ese día estuvimos los dos juntos,
hasta la madrugada, por las calles
que iluminaba aquella luz
cálida, blanca y fría.
Descubrimos así una intimidad
desconocida aún para nosotros.
Tu mano enguantada y dentro de mi mano
había comenzado a salvarme la vida.
Luminosos y oscuros, transcurrieron
sesenta años: incluso en los más duros
tuvimos el calor de las calles nevadas.
También en este último: cuando, debilitado
por una quimioterapia que no me ha podido
curar este linfoma, te he tenido a mi lado
con la misma sonrisa, y ayudándome
a componer estos poemas.
Te los ofrezco hoy, acabando este año
que para mí ya está dentro los que fueron
los más felices de mi vida.
( Joan Margarit )
EL CINE DE LOS SÁBADOS
maravillas del cine galerías
de luz parpadeante entre silbidos
niños con sus mamás que iban abajo
entre panteras un indio se esfuerza
por alcanzar los frutos más dorados
ivonne de carlo baila en scherezade
no sé si danza musulmana o tango
amor de mis quince años marilyn
ríos de la memoria tan amargos
luego la cena desabrida y fría
y los ojos ardiendo como faros
(MARTÍNEZ SARRIÓN)
Indiferente
a lo que en ella pasa,
gira la Tierra.
Me registro los bolsillos desiertos
para saber dónde fueron aquellos sueños.
Invado las estancias vacías
para recoger mis palabras tan lejanamente idas.
Saqueo aparadores antiguos,
viejos zapatos, amarillentas fotografías tiernas,
estilográficas desusadas y textos desgajados del Bachillerato,
pero nadie me dice quién fui yo...
¿En qué escondidos armarios
guardan los subterráneos ángeles
nuestros restos de nieve nocturna atormentada?
¿Por qué vertientes terribles se despeñan
los corazones de los viejos relojes parados?
¿Dónde encontraremos todo aquello
que éramos en las tardes de los sábados,
cuando el violento secreto de la Vida
era tan sólo
una dulce campana enamorada?
Pues yo registro los bolsillos desiertos
y no encuentro ni un solo minuto mío,
ni una sola mirada en los espejos
que me diga quién fui yo.
(MIGUEL LABORDETA)
MUERTE DE UN NATURALISTA
Todo el año el barrial que empapaba el lino ulceraba en el corazón
el pueblo; verde y pesado
el lino se había podrido ahí, aplastado por enormes terrones.
achicharrado a diario bajo el severo sol.
Las burbujas hacían gárgaras delicadamente, las moscas azules
tejían una poderosa gasa de sonido alrededor del olor.
Había libélulas, mariposas moteadas,
pero lo mejor de todo era la baba cálida y espesa
de los huevos de rana que crecían como agua coagulada
a la sombra de las orillas. Allí, cada primavera
yo llenaba tarros de mermelada con las gelatinosos
manchitas para ordenarlos en los alféizares de casa,
o en los estantes de la escuela, y esperaba y observaba hasta que
aquellos puntos engordaban y explotaba en ágiles
renacuajos nadadores. Miss Walls nos explicaba por qué
la rana papá se llamaba rana toro
y cómo croaba, y por qué la mamá rana
ponía cientos de huevecillos que eran los
huevos de la rana. Podías predecir el tiempo por las ranas también,
porque se ponían amarillas con el sol y marrones
con la lluvia.
Luego, un día caluroso, cuando los campos hedían
a bosta de vaca entre el pasto, las ranas airadas
invadieron el barrial; me agaché entre los setos
atraído por un rudo croar que no había oído
antes. El aire estaba denso por un coro de bajos.
Justo bajo la presa había ranas panzonas alerta
sobre los terrones; sus cuellos flojos se hinchaban como velas. Algunas saltaban:
los chapoteos y hundimientos eran obscenas amenazas. Algunas quietas,
serenas como granadas de lodo, con sus cabezas chatas, pedorreaban.
Sentí náuseas, me di vuelta y corrí. Los grandes reyes del limo
se habían reunido allí para vengarse, y yo sabía
que si hundía la mano, los huevos la atraparían.
(SEAMUS HEANEY)
En cuanto ella me de soslayo miró
bajó la vista y yo también en cuanto
la miré bajé los ojos
Llegó el mozo e un vaso de vino pedí, ella
pidió no sé.
Entonces nos miramos pero sin saludo,
como a distancia de tres mesas, mudos
como correspondía. ¿Y? Bueno,
para qué.
Tomé un trago y en cuanto
hacía frío de tiempo lógico
salí de haberla visto haciéndome el duro,
esforzándome para no renguear.
(JORGE LEÓNIDAS ESCUDERO)
el rojo fuego es la mañana
violeta el mediodía
amarillo el día se acaba
y después de eso nada
salvo miles de chispas al ocaso
revelan la anchura que ardió
el territorio de plata que
nunca -aún- se consumió
(EMILY DICKINSON)
Si te vas, sé feliz. Y no pienses que es sólo
un generoso impulso quien dicta estas palabras,
o el viejo afecto, vivo todavía:
también es el orgullo.
Que la dicha nos sea preferida
es triste, nada más. Pero que el tedio,
la grisura, el cansancio,
aparezcan también mejores que nosotros
a los ojos de aquel a quien amamos,
que prefiera su carga a nuestro alivio…
También por egoísmo, ya lo ves: si es que puedes,
por favor, sé feliz.
(JOSÉ CEREIJO)
Cuando me muera, que arrastren las latas
Vengan los saltos y los mitotes
Hagan estallar en el aire los chicotes,
¡Llamen a payasos y a acróbatas!
Que mi cajón vaya sobre un burro
adornado, enjaezado a la andaluza...
A un muerto nada se le rehúsa:
¡Yo deseo con fuerza ir en un burro!
(Mário de Sá-Carneiro)
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