Faltó poco
y mi madre podría haberse casado con el señor Zbigniew Wola.
Y si hubieran tenido una hija, no habría sido yo.
Quizá habría tenido mejor memoria para los nombres
y las caras,
y para las melodías oídas una sola vez.
Habría reconocido sin problemas qué pájaro era cuál.
Habría tenido excelentes notas en física
y química,
peores en lengua,
pero habría escrito a escondidas poemas
claramente más interesantes que los míos.
Faltó poco
y mi padre podría haberse casado en ese mismo momento
con la señorita Jadwiga R.
Y si hubieran tenido una hija, no habría sido yo.
Quizá habría sido más terca en lo de salirse con la suya.
Y se habría lanzado sin temor a aguas profundas,
capaz de abandonarse a emociones gregarias.
Vista continuamente en varios lugares al mismo
tiempo,
pero rara vez entre libros, más a menudo en la calle
jugando a la pelota con los chicos.
Quizá incluso se habrían encontrado ambas
en la misma escuela, en la misma clase.
Pero no habrían sido amigas,
no habrían tenido ningún parentesco,
y en las fotos de grupo estarían lejos una de otra.
Niñas, poneos ahí
-habría dicho el fotógrafo-.
Las más bajas delante, las más altas detrás.
Y sonreíd cuando os dé la señal.
Pero contad antes
si estáis todas.
-Sí señor, estamos todas.
¿Hubo una frase
que se irguiese del sitio
donde fue puesta?
...
¿Algún escrito
se puso de pie para
cambiar el mundo?
...
¿Dónde se han visto
palabras ...
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