lunes, 6 de abril de 2009

Insomnio (por Fernando Pessoa)

No duermo ni espero dormir.
Ni en la muerte espero dormir.
Me espera un insomnio de la amplitud de los astros

y un bostezo inútil tan extenso como el mundo.
No duermo. No puedo leer cuando despierto de noche,
no puedo escribir cuando despierto de noche,
no puedo pensar cuando despierto de noche.
¡Dios mío, ni puedo soñar cuando despierto de noche!
¡Ah, el opio de ser otra otra persona [portugués: pessoa] cualquiera!

No duermo; yazgo, cadáver despierto, sintiendo,
y mi sentimiento es un pensamiento vacío.
Pasan por mí, trastornadas, cosas que me sucedieron:

todas aquellas de las que me arrepiento y me culpo;
pasan por mí, trastornadas, cosas que no me sucedieron:
todas aquellas de las que me arrepiento y me culpo;
pasan por mí, trastornadas, cosas que no son nada,
y hasta de esas me arrepiento, me culpo, y no duermo.
No tengo fuerza para tener la energía de encender un cigarrillo.

Miro la pared de enfrente del cuarto como si fuese el universo.
Por fuera hay el silencio que tiene todo eso.
Gran silencio aterrador en otra ocasión cualquiera,
en otra ocasión cualquiera en que yo pudiera sentir.
Estoy escribiendo unos versos realmente simpáticos:

versos que dicen que nada tengo que decir,
versos que insisten en decirlo,
versos, versos, versos, versos...
Tantos versos...
Y la verdad entera y la vida entera, fuera de ellos y de mí.
Tengo sueño, no duermo, siento y no sé en qué sentir.

Soy una sensación sin la correspondiente persona [pessoa],
una abstracción de autoconsciencia sin qué,
salvo lo necesario para sentir consciencia,
salvo… yo qué sé salvo qué...
No duermo. No duermo. No duermo.

¡Qué gran sueño en toda la cabeza, y encima de los ojos, y en el alma!
¡Qué gran sueño en todo, excepto en poder dormir!
Oh amanecer, tardas tanto... Ven...

Ven inútilmente
a traerme otro día igual a éste,
al que seguirá otra noche igual a ésta.
Ven a traerme la alegría de esta esperanza triste,
porque siempre eres alegre, y siempre traes esperanzas,
según la vieja literatura de las sensaciones.
Ven, trae la esperanza, ven, trae la esperanza.

Mi cansancio penetra colchón adentro.
Me duele la espalda por no estar acostado de lado.
Si estuviera acostado de lado me dolería la espalda por estar acostado de lado.
Ven, amanecer, llega.

¿Qué hora es? No lo sé.
No tengo energía para tender una mano hasta el reloj.
No tengo energía para nada, para nada de nada...
Sólo para estos versos, escritos al día siguiente.
Sí, escritos al día siguiente.
Todos los versos siempre se escriben al día siguiente.
Noche absoluta, sosiego absoluto, ahí afuera.

Paz en toda la Naturaleza.
La Humanidad reposa y olvida sus amarguras.
Exactamente.
La Humanidad olvida sus alegrías y sus amarguras.
Es lo que suele decirse.

La Humanidad olvida, sí, la Humanidad olvida.
Pero es que, incluso despierta, la Humanidad olvida.

Exactamente. Pero yo no duermo.

5 comentarios:

indecible dijo...

Sobrecogedor Pessoa, como siempre.

emilia alarcón dijo...

Me alegra que te guste. Ya somos dos, aunque en realidad es muchísima la gente que sigue leyendo a Pessoa.

Anónimo dijo...

LO QUE MÁS ME GUSTA DE TU BLOG ES QUE METAS POEMAS DE PESSOA

zUmO dE pOeSíA (emilia, aitor y cía.) dijo...

Gracias, Anónimo. No sólo estamos poniendo poemas, sino también fragmentos en prosa de El libro del desasosiego.

@desasosiego dijo...

Ah, pero qué belleza,

Gracias, tantas