martes, 17 de febrero de 2009

Camino con tus pies (por Elvia Ardalani)

Camino con tus pies, reconociendo en cada callejón la última piedra. No me avergüenzan nada mis zapatos sumisos que te siguen en la escarpada ruta de la infancia ni mi torpeza para vestir el velo que a ambos nos parece tan extraño sobre mi pelo negro sobre mi nombre lejano y extranjero. Camino con tus pies porque no tengo más camino que el tuyo, más jornada que ésta de callejuelas intrincadas, de casas labradas en la arena y mujeres que asoman curiosas para vernos pasar mientras andamos con tus pies desolados, y las manos unidas, buscando los restos de tu padre. Y encontramos el tiempo sumergido en ese barrio de sílice, intacto como si Habib acabara de pasar vestido de novio con sus veintidós años y tu madre vestida de alegría, el velo transparente y las monedas de la gorra impávidas sobre la frente amplia, sobre la gratitud de haber sido invitada a esa jornada. Y entramos andando entre la roca a tu primera casa y lloraste y me prestas tus ojos agrietados para ver ese mundo de infancia y de recuerdo. Pienso en el hijo que algún día quizá saltará de la piedra a mi regazo, de tu mundo de cabras y montañas al mar y sorgo de mi mundo. Camino con tus pies, con el vientre sin hijo preñado de esperanza. Camino con tus pies, como una novia que saluda con frases de otra lengua a tus fantasmas.

No hay comentarios: