lunes, 23 de febrero de 2009

Puliendo mis uñas (un poema de Mario de Sa-Carneiro)

En la sensación de estar puliendo mis uñas,
súbita sensación inexplicable de ternura,
todo está incluido en mí piadosamente.
Mientras tanto estoy aquí solo en el café:
de mañana, como siempre, en bostezos amarillos.
De vuelta, las mesas apenas ingratas y duras,
esquinadas en su desgracia bocal, cuadrangular y librepensadora...
Afuera, día de mayo en luz. El sol.
Día brutal, provinciano y democrático
que mis ojos delicados, refinados, erguidos y citadinos
no pueden tolerar y apenas forzados soportan las náuseas.
Toda mi sensibilidad se ofende con este día
que tendrá rapsodas entre los amigos con quienes transito a veces,
morenos, naturales, de bigotes generosos,
que escriben, pero tienen partido político
y asisten a congresos republicanos, van a las mujeres,
gustan de vino tinto, de puerros o de sardinas fritas...
Y yo siempre con la sensación de pulir mis uñas
y de pintarlas con un barniz parisiense,
me voy enterneciendo más y más hasta llorar por mi mismo...
Mil colores en el aire, mil vibraciones palpitantes,
brumosos planos torcidos, abatiendo flechas,
volúmenes listos, discos flexibles,
llegan tenuemente a perfilarme toda la ternura que pudiera haber sentido,
todos los escenarios a los que fui penetrando...
Es como, poco a poco, se me encauza la obsesión débil
de una sonrisa que espejos vagos reflejaron...
Leve inflexión a torturar...
Fino escalofrío cristalizado...
Dislocamiento inalcanzable...
Veloz chispa atmosférica...
Y todo, todo así me ha conducido en el espacio
por innumerables intersecciones de planos
múltiples, libres, resbaladizos.
Es allí, en el gran espejo de fantasmas
donde ondula y borbotea todo mi pasado,
se desmorona mi presente
y mi futuro ya es polvo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me interesa mucho la obra de este gran poeta; atormentado como muchos trovadores de todos los tiempos.